– El silencio de la noche a veces dice más que las palabras.
– Cuando la risa se va, el eco de la tristeza crece.
– Guardé tu sonrisa como un faro apagado en mi pecho.
– Cada lágrima tiene una historia que nadie más escucha.
– Susurré al viento, pero sólo recibí el murmullo de la soledad.
– Perdí un sueño, pero también encontré mi propio desfallecimiento.
– El amor se deshizo entre las grietas de mi confianza.
– Mis recuerdos se derrumbaron como olas sobre el frente de mi mente.
– En la distancia, el futuro parece una sombra que no alarga su mano.
– El vacío que dejaste es más pesado que la simple ausencia.
– Me escondo detrás de sonrisas fingidas para evitar tu mirada lloviendo.
– Al cerrar los ojos, el dolor se vuelve único y también familiar.
– Las promesas rotas dejan cicatrices que el tiempo no borra.
– La esperanza sutilmente desaparece cuando el amor se vuelve un recuerdo lejano.
– Disponía de un corazón intacto, pero ahora vibra con tus recuerdos.
– El despertar del ánimo es el peso de un último beso.

– Cuando todo se esfumó, me quedé haciendo eco de lo que antes era.
– El camino inadvertido quedó marcado por los pasos de una pérdida.
– De tu retiro se convirtieron en un peligro sin fuego.
– Cuando la risa se funde, el pecho se aprieta como lienzo.
– Compartirse la oscuridad es medio llegar a las cosas más verdaderas.
– Cargando con las grietas del papel, risueñá sin sentir la esencia del dolor.
– El futuro se volvió un recuerdo y el recuerdo un lamento.
– Lloro, porque furté la facilidad de la cicatriz.