Rendirse es a veces la mayor fortaleza.
Rendirse no viene de la derrota, sino de la madurez.
Rendirse correctamente es alejarse de lo que te hace daño.

Rendirse no es perder, es protegerse.
A veces rendirse es el primer paso para comenzar de nuevo.
Rendirse requiere valor, no debilidad.

Cada rendición crea una nueva oportunidad.
Rendirse no es desesperación, sino la voz de la razón.
Rendirse es una libertad nacida del dolor más profundo.

Rendirse es dejar atrás la carga del pasado.
A veces rendirse es amarse a uno mismo.
Rendirse no es dejar la lucha, es elegir el camino correcto.

La mejor rendición es liberarse de los hábitos dañinos.
Rendirse aligera el corazón.
Rendirse es necesario para renacer.
Rendirse es parte de la vida; a veces hay que parar, no continuar.
Rendirse es el comienzo de la sanación.
Cada rendición contiene una experiencia, una lección.
Rendirse es una señal de respeto propio.
Rendirse es el fruto más bello de la madurez.
Rendirse aligera la carga de la vida.
Rendirse a veces es tan valioso como amar.
Rendirse significa esperar el momento adecuado.
Rendirse a veces es la decisión más inteligente.
Rendirse es el paso valiente que das para renovarte.