Es fácil decir “has cambiado” — pero ¿qué te hacía pensar que yo debía seguir igual?
Los que te dicen “nunca cambies” son los primeros en alejarse.
Cambié porque no quería seguir reaccionando igual al mismo dolor.

Ya no soy la misma… porque tú tampoco lo eres.
A veces no se olvida, se cambia para no romperse otra vez en el mismo lugar.
Cambié porque ya no debo agradar a lo que me hizo daño.

Hubiera sido hermoso cambiar juntos — pero tú te quedaste y yo seguí.
Esperas a la antigua yo, pero ella ya no está.
Todo cambio es una despedida — a veces silenciosa, a veces con lágrimas.

Cambié porque jugar el mismo juego de nuevo heriría mi orgullo.
Cambiar no es borrarte, es reencontrarme.
Pudimos crecer juntos, pero nos empequeñecimos.

Si sigo igual, volveré a romperme — por eso cambié.
Aprendí a cambiar de quienes juraban que nunca lo harían.
Una relación o evoluciona o se desvanece lentamente.
Cambié porque conformarme ya no era suficiente.
Intenté cambiar por ti, hasta que entendí que me perdía.
Cambié… porque callarme siempre me estaba rompiendo.
En el amor no solo cambian los sentimientos — también cambian las personas.
Cambié porque sobrevivir fue más importante que agradar.
Quería que todo siguiera igual — pero tú te volviste otra persona.
Tal vez no cambiamos, solo mostramos quiénes éramos realmente.
Si el cambio me hizo olvidarte, quizás nunca debí quedarme.
Lo único que no cambió fue tu indiferencia — por eso cambié.
Cambié… porque incluso estando contigo, quería estar bien conmigo misma.