Algunos crecen con arrogancia, pero siguen siendo pequeños por dentro.
Actúas como si el mundo girara en torno a tu currículum.
Es fácil parecer grande cuando solo te miras en tu espejo.

Los que gritan más, caen primero.
Tu ego ocupa más espacio que tu escritorio.
Si pisas a otros para subir, prepárate para estar solo allá arriba.

Aprende respeto antes de querer ser líder.
Hablar desde lo alto solo hace eco en el vacío.
La vida se encarga de bajar a los que se creen invencibles.

Tienes el título, pero no el contenido.
La arrogancia no es confianza, es inseguridad maquillada.
Incluso el té necesita tiempo para hacerse fuerte.

Tu actitud llena la sala, pero no el corazón de nadie.
Sé humano antes de actuar como jefe.
Mira a tu alrededor antes de mirar desde arriba.
La arrogancia te lleva por caminos muy solitarios.
Los jefes falsos caen más fuerte.
El orgullo no tapa tus errores, los ilumina.
Mucho ruido, poca acción.
Hablar mucho no te hace sabio.
Hacer sentir pequeños a otros no te hace grande.
Es mejor ser bueno que tener siempre la razón.
Todos hablan, pocos escuchan.
Quien cree saberlo todo, suele entender poco.
Tu equipo se cansa más de tu ego que del trabajo.
Tienes el rol de jefe, pero no el alma de uno.
La arrogancia se alimenta de vacío.
Hablar fuerte no significa estar en lo alto.
Haz crecer tu carácter, no solo tu puesto.
Si siempre tienes la razón, probablemente no escuchas a nadie.