Estar roto es parte de ser humano; la fuerza es levantarse de esas grietas.
Incluso las heridas más profundas sanan con el tiempo si tienes paciencia contigo mismo.
Estar roto es una lección que la vida te da; rendirse es una cicatriz permanente.

Después de cada oscuridad, hay luz; espera y ten paciencia.
La fuerza no es nunca romperse, sino aprender a intentarlo de nuevo.
El dolor desgasta a quienes lo causan, no a ti; sigue adelante.

Puedes estar roto, pero no has perdido tu valor.
No escondas tus grietas; prueban tus batallas y tu fuerza.
Los corazones rotos pueden amar de nuevo; cree que la vida está llena de sorpresas.

Respeta tu proceso de sanación; a veces, el mayor valor es perdonarte a ti mismo.
El dolor se cura con paciencia y amor, y tienes suficiente de ambos.
No dejes que las dificultades te derroten; cada ruptura es el comienzo de volverte más fuerte.

Estar roto no te impide empezar de nuevo; es una nueva oportunidad.
Trátate bien, porque al sanar, el mundo se vuelve más hermoso.
Los pedazos de un corazón roto forman los mosaicos más hermosos.
No tienes que ocultar tu rotura; comparte, habla y libérate.
Las grietas son las marcas de tu viaje hacia la totalidad.
Nunca pierdas la esperanza; incluso los momentos más oscuros pasan.
Los corazones rotos abren la puerta a los sentimientos más profundos y al amor más fuerte.
Las mejores historias vienen de aquellos que están rotos pero nunca se rinden.